EMPRESAS FAMILIARES: CUANDO HAY QUE PENSAR EN EL SUCESOR
1 Noviembre, 2012 / 1:40 pm
Hablar de empresas familiares en el Perú, no es una novedad. Algunas de las más grandes empresas del país están constituidas de esta manera. Prueba de ello, por ejemplo, es el grupo Romero (dueños de Credicorp, Ransa, Alicorp, Primax, Caña Brava, etc), cuyo fundador, Calixto Romero, hijo de campesinos españoles, dejó su tierra natal en 1876 con solo 16 años, para embarcarse rumbo a América, llegando después a Catacaos e iniciando un pequeño negocio de sombreros de paja, con los primeros ahorros que tuvo.
También está la familia Añaños, dueña de Kola Real, Sabor de oro y aguas Cielo y que lograra ir posicionándose desde Ayacucho en la época del terrorismo en que las bebidas tradicionales no podían ingresar a provincias por los riesgos que implicaba. Hoy esta empresa tiene grandes negocios y ha incursionado a mercados de Venezuela, México, Ecuador y de países asiáticos con mucho éxito.
Se suman a ellos, la familia Benavides (con participación en minas Cerro Verde, Yanacocha y Buenaventura), una de las empresas m á s grandes en el Perú; así como la familia Bentín, Ferreyros, Raffo, Wong, etc. Todas ellas, grandes ejemplos de empresas familiares que han sobrevivido a los cambios generacionales.
El 25% de las 100 primeras empresas del mu n d o , son familiares y generan empleo para 100 millones de personas y en Latinoamérica, constituyen casi el 90% de todas las empresas que hay.
Sin embargo, un estudio reciente de la consultora internacional Price Waterhouse Coopers, reveló cifras muy preocupantes: ocho de cada diez empresas familiares, que son heredadas a los hijos, fracasan y nueve, de cada diez, desa parece en la tercera generación.
¿A qué se debe esto? ¿Cuál es el secreto para que una empresa familiar sea exitosa? ¿Qué hicieron las empresas antes mencionadas para no sucumbir al cambio generacional?
Cuando estudiábamos la historia del Perú y nos hablaban de los grandes gobernantes incas, nos contaban que el inca, por lo general, escogía a su sucesor de entre los más aptos, para cogobernar con él y enseñarle las mejores maneras de dirigir a su pueblo. Por tanto, el príncipe o Auqui, podía aprender de su padre, aún en vida, todo lo necesario para lograr un buen gobierno y sobretodo la prosperidad y desarrollo de su gente, que era la consigna.
Algo parecido debería aplicarse con las empresas familiares, es decir, el fundador, tendría que escoger a su futuro sucesor y enseñarle todo lo que deba saber para conducir con éxito su empresa. Esto es algo que pocas veces sucede y que por no definirse, puede llegar a ocasionar grandes conflictos familiares y choques de poder.
A decir de Santiago Dodero, director del Instituto de la Empresa Familiar perteneciente a la Escuela de Negocios, ADEN de Argentina y con 25 sedes en 15 países, uno de los retos más grandes que tienen que atravesar las empresas familiares es lidiar con el cambio generacional, una vez que fallece el fundador.
Y las estadísticas le dan la razón, pues el 70% de empresas familiares desaparece a la muerte del fundador.
En el Perú, también existe la preocupación por el destino de las empresas familiares. La Cámara de Comercio de Lima, viene convocando a su programa “Desarrollo de sistemas de gobierno y gestión en empresas de propiedad familiar en el Perú”, con el objetivo de minimizar estas estadísticas y lograr que las empresas familiares consoliden su desarrollo.
Dodero explica que es muy importante la comunicación entre fundadores y herederos, sobre todo, debido a que estos últimos al ser más jóvenes, y con mayor preparación, por lo general, creen que tienen la verdad y subestiman y minimizan los logros de los padres, queriendo aplicar sus propias ideas que no siempre son compartidas por sus progenitores.
“Hay un choque generacional de pensamientos que se debe aprender a llevar porque de lo contrario la empresa corre el riesgo de no evolucionar”, refiere.
Para lograr el éxito de una empresa familiar, es necesario establecer normas claras, que sean conocidas y compartidas por todos. Estas normas pueden implementarse a través de un reglamento que siente las bases para que a futuro no surjan problemas de ningún tipo.
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