¿Un Silicon Valley real o ficticio?

¡Ya tenemos sexta temporada! La serie Silicon Valley de la cadena de TV estadounidense HBO ha renovado para deleite de los fans del ecosistema startup. Tenemos nueva temporada, tenemos 10 episodios más.

La saga ha conseguido lo que pocas series han conseguido – que sea el tema principal de conversación en los pasillos de las startups del Silicon Valley. Se comenta en las comidas, en todos los grupos de amistades, en los descansos de un partido de tenis. Nos atrevemos a decir que no hay nadie en la Bahía de San Francisco que no haya oído sobre la serie y muy pocos que no la hayan visto. Si algo caracteriza el Silicon Valley es por gustarle que hablen de él de manera constante.

La serie trata sobre una startup tecnológica que crea un internet alternativo y cuya oficina es la casa de uno de los cinco integrantes del equipo. Es decir, sigue los estereotipos típicos del Silicon Valley. Lo que se comenta últimamente es que la serie está perdiendo relevancia porque el Silicon Valley se ha vuelto, irremediablemente, tan tecnológico como político.

La comparecencia de Mark Zuckerberg en el congreso de los EE.UU y ayer en el Parlamento Europeo a colación de la filtración de información personal de los usuarios de Facebook así como las legislaciones que impactan la evolución de los coches autónomos ponen en evidencia la importancia de la política en el desarrollo de las nuevas tecnologías. También pone de manifiesto que ni la política ni la legislación están preparadas para abordar la presencia de la inteligencia artificial y producto de las nuevas tecnologías. Esto es algo nuevo para lo que las leyes y regulaciones de cada país no están preparadas ni diseñadas.

La serie, sin embargo, no aborda esta realidad y cómo impacta al desarrollo de las startups. Apenas menciona la relación entre legislación y tecnología, manteniéndose por la mayor parte dentro y únicamente dentro de la esfera de la tecnología. Si la serie Silicon Valley de HBO se consideraba en las primeras temporadas un espejo genuino y auténtico de la realidad del ecosistema, corre el riesgo, de quedar en irrelevante.

Esta realiad pone de manifiesto la dependencia del Silicon Valley a procesos políticos – ya sea para aprobar una legislación, o bien para defender la legalidad de un proceso en concreto o bien para evitar que se restrinjan pruebas tecnológicas, como hemos visto en el caso de los coches autónomos.

¿Está el Silicon Valley yendo más allá de lo que puede o debe o es que su impacto en el mundo crea temor en las instancias del llamado viejo poder económico?

Y en caso que digamos que sí en ambos casos – ¿se debe seguir innovando a pesar de que ni la sociedad ni las legislaciones estén preparadas para los avances que presenta la innovación tecnológica?

Con esta realidad en la mano, deberíamos sugerir a la serie de HBO Silicon Valley que introduzca en esta sexta temporada como la resistencia al progreso está impactando el avance del mismo para que la serie siga siendo un reflejo fiel del ecosistema startup.