Hay otro Silicon Valley

No hay nada como considerar un lugar como el nuevo Silicon Valley para que se hable de otra cosa en el Silicon Valley original – ya no el único, pero sí el primero. Esta vez el otro Silicon Valley está en una ciudad Suiza de menos de 30.000 habitantes, capital del cantón homónimo y desconocida para casi todos – al menos hasta ahora.

Hablamos de Zug – el Silicon Valley de las criptomonedas y de la tecnología blockchain, también llamada tecnología de cadena de bloques. A fines de Junio esta población suiza realizó los primeros comicios electorales para escoger tanto al alcalde como a los concejales bajo el control de esta tecnología, y esto es noticia. No es noticia por las elecciones en sí sino porque esta tecnología blockchain está considerada como la tecnología que ha llegado para democratizar todas las tecnologías y casualmente tiene uso también en el mismo proceso electoral. Y también es noticia porque esta tecnología del blockchain considerada disruptora se erige en tecnología que asegura un proceso electoral justo. No es más que la demostración que quien consideraba a blockchain una tecnología que amenazaba el status quo y ponía en riesgo la prosperidad y seguridad social se equivocaba – blockchain es una tecnología que amenaza el status quo sí, pero lo hace para mejorar el bienestar de la sociedad.

Se le considera como la tecnología más democrática hasta la fecha porque el blockchain se gobierna de manera democrática y su información se replica y almacena en diferentes fuentes para evitar que la información se altere de manera unilateral. Una tecnología al mando de una mayoría, una tecnología sin gobierno centralizado. No es de extrañar, por consiguiente, que sea Suiza el país donde ha logrado aposentarse y el país donde albergue la sede de la segunda criptomoneda en volúmen de transacciones como es Etherum, porque las criptomonedas son la primera de muchas innovaciones que surgen de esta tecnología.

Zug empieza a sonar cada vez con más fuerza, empieza a ser una ciudad conocida, y es justa sin duda su denominación del Silicon Valley de las criptomonedas. Una denominación que llega a incomodar a tradicionalistas del Silicon Valley por considerar que no hay otra región donde puedan consolidarse innovaciones y crearse hubs empresariales a tal efecto que puedan eclipsar el Área de la Bahía.

De todos modos, parece todavía un poco pronto para saber si la tecnología blockchain o de cadena de bloques será una oportunidad o no para la sociedad en general – aunque todo apunta que sí que lo es. No se pueden crear anuncios de Facebook, o crear campañas de Google AdWords para anunciar criptomonedas o derivadas lo que es una señal inequívoca de que la tecnología blockchain está todavía en fase de aceptación.

Blockchain está en fase de aceptación y adaptación – no cabe duda de esto. No podemos comprar pan al día de hoy con criptomonedas y no podemos hacer la declaración de la renta detallando los ingresos en bitcoins, todavía no. Pero una cosa parece evidente para muchos – la democratización de la información es positiva y aunque todavía no pueda preverse las consecuencias de la misma, la innovación, como se ha demostrado en tantas otras ocasiones avanza a pesar de las legislaciones si la población la da por buena.

No importa quien ganó las elecciones en Zug – lo que importa es que la democracia se expande más allá de los poderes ejecutivos y legislativos y llega a los sistemas de información.