¿Se me oye?

5 Enero, 2021 / 3:22 pm

¿Se me oye? Can you hear me? Könnt ihr mich hören? Riuscite a sentirmi? Benim duyabiliyor musunuz? Vou m’entendez? A nivel global esta fue la pregunta que escuchamos con más frecuencia en los últimos meses, sea en reuniones de trabajo o conectando con la familia. Esta pregunta nos une.Tal vez ya tenías práctica con reuniones virtuales desde antes, o quizás tuviste que aprender oscilando entre la paciencia y la desesperación.

Tal vez incluiste la rutina virtual sin tropiezos en tus presentaciones, negociaciones o clases. Tal vez aún te resistes con ceño fruncido a manejar con destreza toda la parafernalia.

Habrás descubierto el calibre de tu equipo. Cuan ingenioso, didáctico, cooperativo y paciente es cada uno, para asegurarse de que todos puedan unirse a la reunión o beneficiarse de una clase. La reunión virtual es una herramienta que conecta, es un puente que pudimos cruzar y que nos trae un sinfín de beneficios. Al mismo tiempo nos dimos cuenta de que algo nos falta tremendamente, de que nos sentimos más agotados que nunca cuando las horas delante de la pantalla son demasiadas. De que estamos hartos de no poder vernos, saludarnos dándonos la mano, abrazarnos, sentir la vibra que hay entre nosotros. Nos sentimos como si nos hubieran amputado algo por dentro, que se llena de vida cuando nos encontramos cara a cara. Por más que la virtualidad nos facilite las cosas, no estamos diseñados para vivir una vida meramente virtual. Nos transformaríamos en vegetales si nos privaran de contactos reales. Nuestras facultades físicas, intelectuales y emocionales se degradan significativamente sin contactos, abrazos y risas de cara a cara.

Y aunque la pregunta global más frecuente de los últimos meses ¿se me oye? parece ser meramente técnica, ésta revela una necesidad existencial. La necesidad que tenemos de ser escuchados, comprendidos y vistos tal cual somos. La necesidad de que alguien escuche lo que tenemos para decir, que haga eco para nuestras dudas e ideas. La virtualidad nos permite conectar, cubriendo una necesidad existencial. Asimismo necesitamos que la escucha tenga una calidad muy específica. Cuando tienes plena atención y percibes que el otro encuentra sentido en lo que dices, tu ser vibra, tu creatividad se despierta, tus ganas de participar se activan y eres más productivo.

Puedes generar este espacio de escucha y conexión de una manera sencilla. De la próxima vez que hables con alguien, entra al encuentro con el propósito de escuchar y entender sin prisa. Cuando te digan algo que te impaciente o fastidie, intenta con todo respeto, repetir lo que acabas de escuchar. Intenta encontrar sentido en lo que el otro te dice. La pregunta inicial ¿se me oye? se transforma y podrás decir: Si, si… escucho y te entiendo. No hay conexión más potente que esta, por encima de cualquier virtualidad, es la vivacidad la que nos alimenta.

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Andrea Sydow

Consultora internacional en comunicación

Es consultora internacional en comunicación para desarrollar el liderazgo en emprendedores. Es coach certificada y facilitadora autorizada para impartir ceremonias y talleres de Perdón Radical en alemán, español, portugués e inglés.

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