Más goles y menos derrotas

Gerentes cometiendo desempeñicidio. Acabo de inventarme la palabra. Desempeño y homicidio. O sea: Aniquilar el desempeño. Año tras año gerentes alemanes tiemblan frente a la publicación del estudio Índice Motivacional Alemán (Engagement Index Deutschland) del Instituto Gallup. Las pésimas notas que Gallup otorga a los gerentes, a causa de la comunicación mal sintonizada con sus empleados, tienen serias consecuencias.

Empleados que no se sienten comprometidos emocionalmente con el trabajo, por el mal clima en las oficinas, se desempeñan mal. Asimismo tienden a hacer solo lo mínimo necesario en lugar de traer nuevas ideas a la mesa.

Además, el estudio revela que solo una quinta parte de los empleados entrevistados está motivado en el lugar de trabajo. Es como si solo 2,2 jugadores del equipo nacional del Perú jugaran con ganas de hacer goles y ganar el partido. Muchas derrotas serían la consecuencia sin contar los 31 millones de peruanos decepcionados.

El precio que las empresas alemanas pagan por la falta de motivación, a raíz de la mala comunicación de sus gerentes, es significativo. Gallup concluye que podrían ganar 103 miles de millones más si dominaran el arte de comunicar bien.

De esta situación también fue testigo la psicóloga Orli Wahrman en un hospital israelí. Wahrman, co-creadora del método Communologue relata del calamitoso estado de ánimo en que se encontraba un equipo médico ante las odiadas reuniones semanales.

La dinámica del Communologue se basa en la estructura de Conversaciones Seguras (Safe Conversations®). Básicamente consiste en 1) respetar límites (pedir una cita para hablar), 2) conectar de manera no verbal (mirar a los ojos), 3) escuchar (uno habla y el otro escucha), 4) reflejar (repetir palabra por palabra lo que acaba de ser dicho), 5) validar y 6) empatizar.

Un día el equipo médico israelí suplicó a Wahrman que les ayudara a poner fin al calvario de las improductivas reuniones. Wahrman les preguntó: ¿Cuánto duran vuestras reuniones? ¿Dos horas? Vale, tengo una propuesta que sé que no les va a gustar. Si os asesoro, la reunión durará tres horas.

Así fue que Wahrman, en la próxima reunión, tan solo aplicó uno de los pilares básicos de una Conversación Segura: Reflejar. Escuchó atentamente a cada uno de manera de ser capaz de repetir lo que acababa de oír. Por primera vez cada participante se sintió visto y escuchado.

Algo similar observé durante el taller internacional de Conversaciones Seguras finalizado el 12 de septiembre 2020. Realizando los ejercicios de escuchar y reflejar, los participantes cayeron en cuenta de lo ineficientes que eran al escuchar. Todos tenían plena consciencia de lo primordial que es la escucha atenta, pero eran pésimos a la hora de hacerlo.

Después de las prácticas, durante el taller, sus habilidades mejoraron significativamente. Constataron agradecidos, que sosteniendo este pilar primordial de una relación satisfactoria, que es la escucha, ya tienen medio partido ganado, agilizando soluciones y metiendo más goles con sus equipos.