80 meses

Desde hace ochenta meses encuentras mis columnas aquí en Gan@Más. Ando un poco a ciegas, escribo desde Berlín, Alemania y no me encuentro cara a cara con los emprendedores para los que escribo. Lo que sí tengo claro es que mis columnas no están dirigidas a todos los emprendedores. Tengo en mente a líderes con el compromiso de establecer relaciones conscientes con colegas, empleados, clientes y proveedores y de producir de manera ética.

Me dirijo a aquellos emprendedores que se preguntan si sus hijos y nietos disfrutarán de la misma abundancia de recursos, de la que ellos disponen, mientras producen e invierten como lo están haciendo hoy.

También me dirijo a los que son capaces de nombrar, quién produjo sus productos, cuánto les pagaron, qué sustancias usaron para producirlos, qué impacto tienen en la biodiversidad, en el ecosistema local, en el suelo, en el aire y en el agua.

A modo de ejemplo menciono al gerente de sostenibilidad corporativa de la empresa alemana de cosméticos Weleda, Dr. Stefan Siemer. Advierte que al tomar decisiones éticas de nada sirven los dogmas. Es difícil encontrar respuestas en blanco y negro, hay que evaluar los matices. Lo que sí asegura, es que las relaciones con los agricultores que cultivan las plantas utilizadas en la producción de sus cosméticos, se basan en precios justos.

Hay emprendedores que deciden no invertir en producciones éticas. Hay otros que aún no tienen noción de que hay formas de producir que no sean éticas, otros que se dicen: entiendo que hay que cambiar algo, pero ¿qué es ético y qué no? Y otros que piensan: me encuentro solo y mis acciones más éticas no cambiarán nada. Si los tres últimos tipos de emprendedores deciden adaptar su actitud, generarán un cambio significativo.

Para implementar producciones éticas primero se requiere tomar conciencia, de que existen formas de participar en el mercado que son éticas y otras no. Luego, si decides cambiar tu forma de operar hacia formas más éticas, tendrás que informarte y capacitarte a ti y a tu equipo. Y por último tienes que implementar las innovaciones tomando las respectivas acciones. Cada acción comienza a nivel individual, influenciando luego el entorno.

De la misma manera que mis columnas no se dirigen a todos los emprendedores, tus productos tampoco sirven a todo el espectro del mercado. Defines para quién produces, para qué lo haces y qué impacto quieres crear con lo que produces. Tu forma de producir se hace más personal, cubres las necesidades de alguien muy específico al que decides servir.

Y como explica el Dr. Siemer: La filosofía de Weleda no se enfoca en hacer menos daño sino en producir más de lo bueno. El objetivo a largo plazo es producir generando 0% de deshechos, 0% de daños para el hombre y la naturaleza y 100% de valor para el cliente.

Tú como emprendedor: ¿Qué acción quieres tomar hoy, para producir más de lo bueno?