La salud en el trabajo

23 Septiembre, 2018 / 2:38 pm

Este semestre en la universidad es para mí diferente, lo estoy cursando en la UPNA en España, con todos los retos –principalmente personales– que ello implica. Dentro de las materias que estoy viendo, hay una que me llamó particularmente la atención (Psicopatología Laboral) y me gustaría compartir algo de lo que hasta ahora he aprendido.

La salud, hoy por hoy, se entiende como aquel estado de bienestar físico, psíquico y social. Entonces, para saber si una persona tiene o no salud, es fundamental observar su comportamiento. En concreto, se debe observar las influencias biológicas, psicológicas y sociales. Es a lo que se conoce como modelo bio-psico-social.

Las influencias biológicas se refieren a la genética, a la fisiología o a la neuroquímica. Por ejemplo, cuando una persona tiene familiares diabéticos ya existe una influencia biológica que la acerca a la enfermedad (diabetes). Las influencias psicológicas se refieren, por otro lado, al aprendizaje conductual, cognitivo y social. Por ejemplo, si alguien aprende que hacer deporte es malo ya cuenta con una influencia psicológica para la enfermedad (cardiovascultar, etc.). Y finalmente, las influencias sociales se refieren a la cultura, sociedad, familia y amigos.

Por ejemplo, si una persona no tiene ni familia ni amigos, tiene influencia social a la enfermedad (depresión).

Estas tres influencias pueden ser negativas y se considerarían factores de riesgo que aumentan las probabilidades de contraer una enfermedad, o pueden ser positivas y considerarse factores de protección que reducen las posibilidades de contraer una enfermedad. Así, la probabilidad de que nos enfermemos dependerá de la división, de los factores de riesgo, entre los factores de protección.

A modo de ejemplo, si una persona tiene predisposición genética al cáncer, pero hace constante deporte, ha aprendido la importancia de llevar una dieta saludable y es emocionalmente estable, las probabilidades de que contraiga cáncer se ven bastante reducidas. Del mismo modo, si una persona no tiene predisposición genética al cáncer, pero no lleva una buena dieta, es sedentaria y se siente sola, las probabilidades de que se enferme son más altas.

Entonces, el estilo de vida que decidamos llevar es decisivo para ser personas con salud. Pero, muchas veces, el que tengamos medidas de protección adecuadas depende del trabajo en el que estemos.

Las personas pasan la mayor parte de sus vidas trabajando, por eso se dice que el trabajo es parte de la identidad. Cuando uno se presenta, por ejemplo, regularmente, además de su nombre, cuenta dónde trabaja o qué hace.

Además, el trabajo es imprescindible para integrarse en el medio sociocultural, para ser aceptado como sujeto de pleno derecho y para conquistar la libertad personal a través de la independencia económica. Por eso es muy importante estar en buenos ambientes laborales.

Un trabajo que absorbe demasiado no permite, por ejemplo, hacer ejercicio, desarrollar relaciones sociales, tener tiempo para cocinar de manera saludable, etc.

Además que el trabajo en sí mismo puede no hacer que la persona se sienta cómoda y la puede deprimir. Es decir, puede generar factores de riesgo para la salud.

¿Cómo entonces tener salud (mental) en el trabajo? Los especialistas coinciden en cinco aspectos fundamentales:

1. Oportunidad de control: El trabajador no es un títere, tiene que sentir que tiene cierta autonomía y que su jefe confía en él.

2. Adecuación entre las exigencias del puesto y las capacidades de la persona: Un abogado que recién empieza en un despacho, o un practicante o becario, no puede dedicarse a traer café a los socios. Para eso no está trabajando.

3. Relaciones interpersonales: Se tiene que promover la interdisciplinariedad y las amistades. Así se motiva a los trabajadores a ir a trabajar (y pasarla bien) y ser más eficientes.

4. Salario: Un trabajador mal pagado es un trabajador desmotivado, con más preocupaciones y menos estabilidad.

5. Seguridad física: Un trabajador tiene que sentirse protegido en su centro de trabajo, por ejemplo con políticas de empresa de tolerancia cero al acoso sexual.

La gran conclusión es reconocer la importancia y la influencia que tiene nuestro comportamiento y estilo de vida en la promoción de la salud. Hay que tratar de tener factores de protección, porque cuantos más tengamos, más posibilidades tendremos de ser felices.

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Oscar González Romero

Abogado por la PUCP

Abogado por la PUCP, con especialidad en Derecho del Trabajo y la Seguridad por la PUCP, en Gestión Empresarial e Innovación por la Universidad Pacífico y en Gestión de la Diversidad e Inclusión por la Universidad Stanford.

Mi experiencia se concentra en la gestión de relaciones laborales y programas de gestión de desarrollo del talento y sostenibilidad. Me encuentran en Twitter como @OscarGonzRom.