Regresar a mi pueblo
A veces, quisiera estar en casa, abrazando a mis padres a quienes amo y extraño tanto, y siempre trato de estar con ellos en cada oportunidad que tengo.
26 Septiembre, 2023 / 12:35 pm
Este año Lima cumplió su 488 aniversario de fundación, y de acuerdo al INEI (Instituto Nacional de Estadística e Informática), al 30 de junio 2023, tiene 10 millones 151 mil habitantes que representan el 30.1% de la población total del país (33 millones 726 mil habitantes).
Pero de ese total, más de la mitad viene de provincia, algunos con muchos años viviendo en la gran ciudad, ya asentados y con hijos nacidos acá, otros que siguen viniendo y tratando de acomodarse en algún lugarcito, razón por la cual, cuando se viaja al norte, por ejemplo, cada vez hay más zonas pobladas, que antes solo eran arenales.
Si bien la pandemia obligó a mucha gente a regresar a su tierra porque la vida en esta ciudad era insostenible, y al menos en su lugar de origen podrían tener una casita o algo para comer, el centralismo sigue siendo un gran problema por atender y distritos como San Juan de Lurigancho, Ate, Comas, Villa María del Triunfo o Villa El Salvador, siguen creciendo más y más, producto de las migraciones.
¿Por qué les doy este contexto? Porque yo misma soy inmigrante. Mis padres (pero sobre todo mi madre), quisieron darme una mejor educación y por ende un mejor futuro. Vine a Lima a los 17 años y viví en pensiones, que eran casas de familias que tenían este negocio “informal” por cierto, en el que alquilaban cuartos compartidos o individuales y ofrecían alimentación.
Gracias a mis padres y a todos sus esfuerzos, tuve la fortuna de vivir en distritos de clase media, nunca en barrios tugurizados o peligrosos, y aunque también, pasé muchas penurias y tengo tantas anécdotas al respecto, quiero agradecerles desde el fondo de mi corazón, por todo lo que hicieron por mí.
No fue fácil para ellos, tener que mantener a dos hijos en Lima (mi hermano mayor y yo) y dos hijas más en Huaraz, que todavía estaban en el colegio. Pero lo hicieron, ambos terminamos nuestras carreras, mi hermano regresó a Huaraz y yo decidí quedarme en Lima, pese a que nunca fue una ciudad que me gustara mucho.
Siendo “provinciana” me costó la adaptación, tantas líneas de microbuses, combis, tanto movimiento, avenidas tan anchas para cruzar, distancias tan largas para llegar a tiempo a cualquier lugar, perderme por subir al bus equivocado, etc. Al final, pudo más el amor y me quedé (era el año 1992 y mi esposo ya era mi enamorado y fue la motivación para buscar y conseguir mi primer trabajo como profesora en un reconocido liceo naval limeño).
“Regresar a mi pueblo por el camino viejo y recoger mis pasos y empezar de nuevo y empezar de nuevo. Regresar a la casa como regresa el viento volver a abrazarte y empezar de nuevo y empezar de nuevo”… (Carlos Vives).
A veces, como hoy que escribo esta columna, me invade la nostalgia, quisiera estar en casa, abrazando a mis padres a quienes amo y extraño tanto y aunque trato de estar con ellos en cada oportunidad que tengo y sobre todo en las fechas importantes, como sus cumpleaños o navidades, no es como quisiera.
Mi madre siempre dice que la gratitud es la principal virtud que debe tener un ser humano. Yo les estaré eternamente agradecida por todo lo que me dieron, por los valores que sembraron en mí, por sus sacrificios y por enseñarme con el ejemplo. De nada vale llorar a los padres cuando ya no están, hay que honrarlos en vida, viviendo dignamente, velando por ellos, estando pendientes… nos dieron la vida, el regalo más preciado que tenemos, sin ellos no existiríamos, y claro, en este mundo tan imperfecto, hay padres y madres que no han sido los mejores, o cometieron muchos errores… los míos también, seguramente, pero en esencia nos dieron, a mis hermanos y a mí, su mejor versión, nos formaron como personas de bien, que contribuyen con la sociedad y gracias a Dios, hoy pueden ver el fruto de su trabajo reflejado en nosotros y en sus nietos. Como dice el dicho, “cosechas lo que siembras”. Namasté!
Patricia Romero
Gerente General de Comunic@más

Soy profesora, graduada en la Normal de Monterrico (Instituto Pedagógico Nacional-Monterrico) y bachiller en educación por la Unifé.
Me acerqué al mundo editorial cuando escribí unidades de Historia para los libros de enseñanza de Historia, para colegios, de la Editorial española SM. También tuve la oportunidad de colaborar con la revista Strategia de Centrum Católica, un año antes de fundar Gan@Más, en el 2011. En agosto del 2012 lanzamos el primer número de la revista Gan@Más y llevamos once años promoviendo el ecosistema de innovación y emprendimiento.
En esta columna abordaré diversos temas, del día a día, de la vida cotidiana, anécdotas o experiencias que me toque enfrentar, etc. No soy especialista en temas económicos, o políticos, pero algo sé de emprendimiento, maternidad, matrimonio, yoga y meditación, coach ontológico, pero sobre todo, creo que sé y conozco por lo que la vida y las experiencias me han ido enseñando… y como no se trata de mis “saberes” sino de lo que puedo aportar con ellos, desde esta columna estaré muy honrada de transmitir mis opiniones y también escuchar las que tengan los lectores para darme. Namasté!