La santa paciencia
Nos falta tomar consciencia sobre la importancia de los emprendimientos. Debemos cortar la frase “peruano mata peruano” y empecemos a acuñar otra “peruano impulsa a peruano”.
23 Octubre, 2023 / 8:37 am
Perú es un país de emprendedores, sin duda, personas resilientes, impetuosas, arriesgadas, que no se amilanan ante nada…sin embargo, también es un país con el mayor índice de emprendimientos que fracasan, en la región, y no solo tiene que ver con las leyes, impuestos, o temas relacionados a fenómenos climáticos o coyunturas políticas, sino, creo yo, con la frase “peruano mata peruano”.
¿Habían oído esto? Entre los emprendedores es vox populi, de manera secreta, privada, “en confianza”, como si decirlo en voz alta fuera una ofensa. Pero la verdad no ofende, significa que entre peruanos no nos apoyamos, nos ponemos “trabas”, nos fastidiamos con el crecimiento del otro, lanzamos conjeturas cuando vemos que a alguien le está yendo bien con su emprendimiento y soltamos frases como “seguro es lavado”, “qué habrá hecho para crecer así”, “será cierto o es fachada”, etc, etc.
"Entre peruanos no nos apoyamos, nos ponemos “trabas”, nos fastidiamos con el crecimiento del otro, lanzamos conjeturas cuando vemos que a alguien le está yendo bien con su emprendimiento"
¿Por qué somos así? ¿Por qué no podemos apoyar más al emprendedor, comprándole sus productos, visitando su tienda, ayudándolo con nuestra recomendación? Si ese emprendedor crece todos crecemos, crece el país. Eso lo ha entendido bien el gobierno que desde hace una década viene implementando políticas de fondos no reembolsables, a través de concursos como StartUp Perú, o Innóvate Perú, igual que Concytec, o las universidades que ya casi todas tienen sus incubadoras y aceleradoras; pero son apoyos hacia emprendimientos con base tecnológica.
El emprendedor que pone su restaurante, tienda de abarrotes, o alguna microempresa, no importan las razones, si fue porque se quedó sin trabajo o si vio una oportunidad de negocio, tiene que bandeárselas solo, y lidiar muchas veces con instituciones que lejos de ayudarlo le dificultan aún más el camino: Municipalidad, Defensa Civil, Sunat, etc.
Recuerdo cuando inicié este emprendimiento familiar, en el 2012, la revista Gan@Más era física, se vendía en kioscos y por suscripción anual: 12 ediciones a 100 soles con entrega a domicilio u oficina. Y entre los suscriptores que fuimos ganando, mes a mes, año a año, con mucho esfuerzo, no recuerdo que hayan estado familiares o amigos, salvo contadas excepciones que no pasan los dedos de una mano.
No quiero que se me malinterprete, no es un reproche ni se trata de imponer nada a nadie, pero es una reflexión que hago en voz alta y que siempre he tenido rondando mi cabeza. Quizás tenía que ser así para validar el modelo de negocio y demostrar que realmente era una revista valiosa para el emprendedor, pero también quizás, si hubiera recibido el apoyo de más amigos o familia, este emprendimiento habría avanzado más rápido.
De allí el título de la columna, la santa paciencia. Porque es paciencia, perseverancia, trabajo constante, lo que hay que tener para que un negocio crezca o prospere, y a veces me abruma cuando todavía no veo los frutos de ese esfuerzo de tantos años, en la magnitud que quisiera, no solo para mí o los míos, sino también para los colaboradores que nos acompañan.
"Es paciencia, perseverancia, trabajo constante, lo que hay que tener para que un negocio crezca o prospere"
Como peruanos, de a pie, nos falta tomar consciencia sobre la importancia de los emprendimientos. Si veo una bodega nueva cerca a mi casa, por qué no ir y comprar allí, en lugar de irme a un gran supermercado, si es una cafetería, pasar y comprar algo que me pueda antojar o necesitar, un salón de belleza, aunque no sea el habitual al que voy, entrar a hacerme una manicure o pedicure, o algo que aliente a esa persona a seguir adelante. Si está en nuestras manos y posibilidades hacerlo, pongámonos en marcha. El país lo agradecerá cuando mañana más tarde ese emprendimiento sea una empresa dando trabajo a muchos colaboradores, pagando impuestos y dinamizando la economía.
Cortemos la frase “peruano mata peruano” y empecemos a acuñar otra “peruano impulsa a peruano”.
Namasté.
Patricia Romero
Gerente General de Comunic@más

Soy profesora, graduada en la Normal de Monterrico (Instituto Pedagógico Nacional-Monterrico) y bachiller en educación por la Unifé.
Me acerqué al mundo editorial cuando escribí unidades de Historia para los libros de enseñanza de Historia, para colegios, de la Editorial española SM. También tuve la oportunidad de colaborar con la revista Strategia de Centrum Católica, un año antes de fundar Gan@Más, en el 2011. En agosto del 2012 lanzamos el primer número de la revista Gan@Más y llevamos once años promoviendo el ecosistema de innovación y emprendimiento.
En esta columna abordaré diversos temas, del día a día, de la vida cotidiana, anécdotas o experiencias que me toque enfrentar, etc. No soy especialista en temas económicos, o políticos, pero algo sé de emprendimiento, maternidad, matrimonio, yoga y meditación, coach ontológico, pero sobre todo, creo que sé y conozco por lo que la vida y las experiencias me han ido enseñando… y como no se trata de mis “saberes” sino de lo que puedo aportar con ellos, desde esta columna estaré muy honrada de transmitir mis opiniones y también escuchar las que tengan los lectores para darme. Namasté!