¿Cómo emplear su capital para emprender un negocio propio?

10 Julio, 2012 / 3:55 pm

Juan Bertolotto Profesor del Centro de Innovación y Desarrollo Emprendedor (CIDE – PUCP)
Antes de invertir dinero en un negocio propio hay que partir de algunas premisas básicas:
1) Como primer y crucial paso hay que tener bien identificados a los posibles compradores del producto o servicio que se quiere lanzar, es decir el mercado objetivo. Para esto se requiere responderse una pregunta: ¿en qué medida el producto o servicio es capaz de satisfacer una necesidad de las personas? Aquí hay que ocuparse de clasificar a las personas según distintos criterios (edad, sexo, nivel socioeconómico, zona de residencia, etc.) y a partir de allí definir hacia quiénes va dirigido nuestro producto.
2) El segundo paso consiste en identificar a los competidores, es decir, negocios que apunten al mismo segmento de personas con un producto similar al que queremos lanzar. Esto ayudará posteriormente a planificar la introducción de nuestro producto si decidimos seguir adelante.
3) Luego hay que estimar la demanda, es decir la cantidad que podríamos vender si lanzamos el producto. Esta parte no es fácil pues requiere que en paralelo planifiquemos cómo vamos a hacer para que nuestro producto se haga conocido entre las personas a la cuales queremos llegar. Lo más probable es que al comienzo nuestras ventas sean muy bajas y luego empiecen a crecer si el producto es aceptado. Todo ello nos ayudará a definir cuánto dinero debemos invertir para instalar el negocio y sostener la etapa de introducción del producto.
Si ya hicimos todo lo anterior y nos hemos convencido que hay mercado y además hemos podido calcular de manera preliminar lo que seríamos capaces de vender, entonces hay que enfocarnos en dos aspectos: las operaciones y el análisis financiero.
Operaciones. En el tema de las operaciones la columna vertebral son los procesos que se deben seguir para poder fabricar el producto o brindar el servicio. Estos procesos requieren el uso de diversos recursos que los podemos agrupar en infraestructura, tecnología, equipamiento, personal y capital de trabajo. Por citar un ejemplo, en una fábrica de confecciones los procesos principales podrían consistir en el abastecimiento, diseño, corte, costura, control de calidad, despacho y cobranza, entre otros; la infraestructura la identificamos con el local debidamente acondicionado y con las autorizaciones y licencias pertinentes para su funciona miento; la tecnología y el equipamiento están referidas al tipo de máquinas de costura, remallado y demás que se necesita adquirir donde seguramente hay una gran variedad de alternativas de marcas y modelos; el personal consta de las personas que gerenciarán el negocio, las personas que operarán en el taller, los supervisores, diseñadores, personal administrativo y de ventas, etc.; y el capital de trabajo consiste en el dinero para adquirir insumos para la producción y permitir que todo el negocio entre en funcionamiento.
Una clara identificación de los procesos y de los recursos necesarios permite a su vez tener una idea muy precisa del monto de dinero que se necesita invertir para poner el negocio; y además permitirá calcular los costos en que se incurrirá periódicamente para la fabricación del producto o la prestación del servicio. Notemos que en determinados negocios esa inversión inicial puede incluir una campaña de lanzamiento del producto o servicio, y otros rubros no tangibles que son completamente distintos a la compra de máquinas, de equipos o la contratación de gente.
El análisis financiero parte de una pregunta muy simple: ¿vale la pena invertir en este negocio ese monto de dinero ya estimado? Habiendo identificado los costos de producción previamente, el sentido común dice que si hay que poner dinero (inversión inicial) entonces el negocio debe ser capaz de devolver ese dinero más una rentabilidad esperada. Aquí aparecen en escena diversas técnicas financieras que apuntan todas ellas a dar una respuesta coherente a la pregunta antes formulada. Un aspecto importante a tomar en cuenta es que el negocio debe ser capaz de devolver la inversión inicial más una rentabilidad, siempre y cuando primero haya cumplido con pagar todas sus obligaciones y entre ellas se cuentan las planillas, los proveedores de insumos, los alquileres, servicios públicos, impuestos, etc. y por sobre todas las cosas la restitución de la inversión inicial que posibilite al negocio seguir en funcionamiento; esto último es fácilmente entendible recordando que no hay maquinaria ni equipo que dure eternamente.
Cuando seamos capaces de hacer todas las tareas antes mencionadas, y nos hayamos convencido razonablemente que el negocio que tenemos en mente sí podría darnos la rentabilidad que esperamos y devolverá nuestro capital, entonces podremos decir que le estamos dando un uso adecuado a nuestro capital propio.
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