4 claves para pasar de los controles de riesgos a una cultura de seguridad

Mañana se celebra el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo (SST), en el cual se resalta la importancia de que las empresas se aseguren de tomar todas las medidas necesarias para salvaguardar la salud y seguridad de sus trabajadores, evitando accidentes, lesiones o enfermedades en el lugar de trabajo.

Existen riesgos transversales a todos los sectores, como, por ejemplo, los riesgos ergonómicos. Pero hay trabajos que presentan riesgos con características muy particulares del entorno. Entre estos, para citar dos de los más conocidos, están el trabajo en altura y la conducción de vehículos.

Según Juan Carlos Cóndor, Operational Integrity Manager de SGS, muchas empresas se ocupan actualmente de la gestión de riesgos operacionales, identificando riesgos, estableciendo procedimientos y protocolos, e incluso incorporando ingeniería e infraestructura.

Para el experto, el control de riesgos operacionales sigue siendo indispensable. No obstante, propone que esta labor sea complementada con la creación de una cultura de seguridad, en la que el trabajador adopta por sí mismo un comportamiento seguro en el área de trabajo de manera sostenible.

“La pandemia ha acelerado la necesidad de dar el salto de los controles de riesgos hacia una cultura de seguridad sostenible. Los controles se realizan en el espacio de trabajo, pero hoy el riesgo está también fuera de él. La cultura de la seguridad, en cambio, favorece el comportamiento seguro del trabajador en el centro de trabajo y en el círculo de influencia personal”, explica.

Para crear una cultura de seguridad, Cóndor plantea que las empresas tomen en cuenta los siguientes aspectos:

1. Gestión del comportamiento. Identificar las variables que influyen en que los trabajadores puedan adoptar comportamientos seguros: los motivadores, las habilidades, el capital psicosocial y el entorno. A partir de este diagnóstico, identificar los comportamientos críticos y definir planes orientados a influenciar y promover decisiones y acciones seguras.

2. Líder presente y activo. El entorno influye en las decisiones del trabajador: los líderes deben predicar con el ejemplo. Habiendo gran parte de las empresas retornado a la presencialidad, es crítico que los líderes realicen visitas más efectivas, con propósito y recurrentes para poder tener una interacción más cercana con sus equipos en el campo.

3. Reconocimientos individuales y grupales. Históricamente, el incumplimiento o desviaciones de procedimientos, estándares o políticas se ha manejado con sanciones. En lugar de esto, proponemos un enfoque positivo en el que se reconozca o incentive el cumplimiento con métricas grupales e individuales, pues de esta manera se promueve no solamente el autoliderazgo sino el autocuidado entre compañeros.

4. Tecnología. El uso de la tecnológica a través de aplicaciones o soluciones contribuyen a que los colaboradores puedan adherir dentro de su día a día, de manera más ágil, el cumplimiento de los controles operacionales establecidos, mejorar los niveles de supervisión en tiempo real y, por extensión, a la posibilidad de tomar decisiones eficaces y oportunas. También facilita una comunicación más concisa, cercana y directa.