Personajes

La perseverancia y pasión de la primera peruana en llegar a la cima del Monte Everest

Gan@Más

Redacción digital

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10 Enero, 2017 / 5:16 pm

“Cumbre significa el punto más alto de cualquier cima, pero también significa el nivel más alto que un grupo de personas alcanzan juntos para lograr un cambio”. Con estas palabras inició su ponencia en el encuentro de Empresarias Líderes de la Alianza del Pacífico, Silvia Vásquez-Lavado, fundadora de la ONG Corageous Girls y la primera peruana en alcanzar la cima del Monte Everest.

Silvia cuenta que todos tenemos una historia, con éxitos y fracasos, la suya es de coraje y superación personal. En el 2005, llega por primera vez a la base de la montaña Everest en busca de su sanación y reencuentro consigo misma para sobreponerse a un abuso sexual del que había sido víctima de niña. En ese momento se hizo la promesa de que iniciaría una organización –que se llamaría Corageous Girls– y que ayudaría a otras mujeres a sanarse.

Once años más tarde, el 14 de abril del 2016, Silvia llegó de nuevo a la base de la montaña Everest con su segundo grupo de ‘chicas coraje’. Era el momento para que ella cumpliera su sueño de escalar la montaña y fue cuando realmente fue consciente de que lo haría, aunque sintiera incertidumbre, dudas, miedo. “De la misma manera ocurre con los emprendedores, es muy fácil hablar del sueño, pero cuando se tiene que afrontar muchas veces se siente miedo”.

Subir al Everest, que es la montaña más alta del mundo, con casi 9 mil metros de altura, no es nada fácil. Se requiere de preparación previa, disciplina, coraje y persistencia. Silvia lo sabía y había trabajado todo ese tiempo para ello, era su meta, su sueño y estaba decidida a cumplirlo.

La división estaba formada por ocho personas, de las cuales Silvia era la única mujer. Para la primera rotación de la montaña, de cien mil metros de altura, de los 8 solo llegaron 6. En la segunda, de los 6 que quedaban solo ascendieron 4. Hubo una oportunidad en la que el grupo afrontó una tormenta muy fuerte, “me puse a llorar, lo primero que sentí fue fragilidad, miedo, me di cuenta que había cosas que no podía controlar, sentí a la muerte de cerca. Acepté que no importaban las ganas que tuviera para seguir, el camino era incierto y dependía de la naturaleza, acepté lo desconocido. Pedí fuerzas al universo y en vez de enfocarme en qué tan lejos íbamos a llegar me enfoqué en apreciar el paisaje y apreciar cada paso que estaba dando”, recuerda Silvia.

El 19 de mayo del 2016, luego de más de un mes caminando, Silvia se convirtió en la primera peruana en llegar a la cima del monte Everest. Su historia es una de perseverancia, de pasión.

Silvia cuenta que aprendió que la experiencia no es solamente acerca del logro, sino también de mantener la visión que se nos ha presentado, tener el corazón abierto, confiar en la inspiración que tenemos, tener vulnerabilidad, es acerca de mantener esos sueños por mas gigantes que hayan pensado que puedan ser. Su camino, como ella sostiene, “empezó al querer ayudarme a mí misma y luego me dio la oportunidad de llevar mi propio sueño personal a la cima más alta del mundo y ahora a seguir ayudando a otras personas como yo”. Su jornada sigue, ella continúa caminando.