Déjame que te cuente, emprendedor

La semana pasada tuve el privilegio, uso esa palabra porque definitivamente acceder a cultura de buena calidad no es algo de todos los días y tocaré eso un poco más adelante, de asistir junto a mi familia a la última función del músical en honor a Chabuca Granda llamado “Déjame que te cuente” y muy aparte de ser un deleite para todos los sentidos y de dejarte con una bella sensación de orgullo por la cultura peruana, hay ciertas cosas muy valiosas a rescatar desde el punto de vista empresario. Por ello y a continuación.

Déjame que te cuente, emprendedor, algunas cosas de la vida

Combinando pasión con una forma de vida

Preludio es una Asociación Cultural sin fines de lucro que tiene como objetivo difundir la cultura y el entretenimiento de calidad para la familia, tienen más de 19 años haciendo esa dura labor (si pues, difundir cultura en un país donde los medios te inyectan mañana, tarde y noche de contenido de calidad cuestionable es por decir lo menos difícil) y algunos de las presentaciones musicales más sonadas en el Perú como Jesucristo Superstar, Chicago y Sweet Charity han sido producidas por ellos. El origen de Preludio está ligado al indiscutible talento de clase internacional de Denisse Dibos y a contagiar a muchos miembros de su familia y de la sociedad en general por la cultura y el arte. Dibos combina la pasión de lo que sabe y disfruta hacer con construir una carrera y forma de vida sostenible para los talentos de Preludio.

El nicho del nicho

Como mencionaba líneas arriba, lamentablemente las palabras “medíatico”, “comercial” y “calidad” difícilmente van en la misma frase, especialmente cuando se trata del contenido masivo que vemos en medios y nos plaga la televisión. Preludio se embarca en preparar producciones que no tienen nada que envidiarle a Broadway, cualquier diría: ¡pero qué chiflados para hacer algo así en un país donde lo más popular es Combate y Esto Es Guerra! Lo cierto es que todos los años, y cada vez más, nos prueban que hay un público que pide producciones y cultura de calidad, y el empuje de la familia Dibos hace posible que esto suceda y ese público se vaya feliz a su casa. Hacer negocios es bravo, sin dudas. Por eso hay que hacer algo donde seamos los mejores o quizás los únicos que podamos entregar algo top.

Contagiando a los demás peruanos

Dos cosas me parecen muy importantes rescatar de Preludio: 1. Sus producciones genera oportunidades de trabajo y desarrollo de talento para muchos peruanos en un sector que no es precisamente uno donde abunden las oportunidades como el cultural. Desarrollo porque también tienen talleres de formación en distintos momentos del año. 2. Peruanidad, sería bueno que hagamos lo que hagamos como empresarios podamos siempre llevar con orgullo la bandera peruana. Preludio lo hace de una forma espectacular. Rescata lo más valioso de nuestra cultura, recluta talento de todos los entornos con una excelente preparación artística y nos entrega producciones que nos hacen sentirnos excesivamente orgullosos e inflar el pecho al grito de: ¡Te amo Perú!

Retos

Hay desafíos que sin duda se me vienen a la mente: ¿cómo hacer que Preludio no se quede solo en Lima sino que tenga un impacto cultural a nivel nacional? ¿Cómo descentralizar escuelas de talento artístico en todo el país? ¿Cómo llevar estos espectáculos a regiones que quieren verlos pero no pueden pagarlos? ¿Cómo crear plataformas de sostenibilidad en la industria cultural para acercar más chicos talentosos de origen humilde a los escenarios y alejándolos de la delincuencia?

Sin duda hay grandes retos, y es nuestro deber como sociedad civil, en coordinación con el empresariado y el sector público el hacer algo al respecto.

Déjame que te cuente, emprendedor, que de Preludio hay muchas lecciones valiosas que aprender.